Todas las personas en verano tienen que protegerse del sol y de las altas temperaturas. Pero quienes sufren una patología cardiovascular tienen un mayor riesgo de descompensación de la enfermedad ante una situación de calor excesivo. De hecho, las estadísticas señalan que la mayor tasa de mortalidad durante el periodo de canícula se da entre los individuos que padecen enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y respiratorias crónicas.
Verano y enfermedades cardiovasculares
El motivo principal de descompensación son las alteraciones del mecanismo de termorregulación, que intenta, mediante el sudor y la vasodilatación de los vasos sanguíneos periféricos, reducir la temperatura corporal. Sin embargo, esto puede provocar, si se extiende en el tiempo, estados de deshidratación y disminución de la tensión arterial que puede producir mareo e, incluso, síncope (pérdida transitoria de conciencia que cursa con recuperación espontánea y sin secuela). Este proceso se acentúa más en quienes sufren una cardiopatía y toman medicamentos.
Por este motivo, desde la Fundación Española del Corazón (FEC) se insiste en que los afectados extremen las precauciones ante días de temperaturas extremas:
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